The article was published today, Sunday March 14, 2004. Thanks to Saúl for letting us know and for his interest in our work.
If anyone finds the article on the LNE site, please post it here.
I'll post the text in Castellano here:
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El artículo fue publicado hoy, el domingo, 14 de marzo de 2004. Gracias a Saúl para avisarnos y para su interés en nuestro trabajo.
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Fijaré el texto en Castellano aquí:
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ASTURIAS EN LA ÚLTIMA FRONTERA
La web
www.asturianus.org celebra su primer aniversario. La comunidad asturiana de los Estados Unidos se organiza en torno a un interesante foro donde se comentan y se hacen públicas distintas historias familiares en busca de sus respectivas raíces, se discuten cuestiones gramaticales o se solicitan diferentes recetas culinarias. Un foro abierto por descendientes de asturianos para poder conocer Asturias.
Saúl FERNÁNDEZ
Los Estados Unidos, como quien dice, nacieron ayer. Doscientos y pico de años desde la independencia de las trece colonias de la costa Este. La última frontera entonces era la que marcaba el Mississippi. Compras de territorios, guerras contra canadienses y mejicanos trasladaron de sitio esa línea imaginaria: el río del no retorno para aquellos pioneros de cargadas caravanas con sombrero tejano y gatillo rápido. Un país en crecimiento, un país que buscaba sus límites. A mediados del siglo XIX se incorpora a la Unión el estado de California, el que gobierna ahora Schwarzenegger, la cuarta economía mundial. Los Estados Unidos empezaban en Nueva York y terminaban en San Francisco. Parecía que los colonos habían llegado a la última frontera. Faltaba Alaska y luego Hawai y al final el límite era el cielo.
Asturias, sin embargo, desde que Pelayo hizo lo que hizo en Covadonga se quedó en Asturias, los asturianos no. Saltaron. Primero más allá del Pajares y luego más allá de la costa cantábrica. Fueron innumerables los que salieron de La Coruña y vía Liverpool arribaron a la misteriosa isla de Ellis, al sur de la de Manhattan, el centro de recepción y selección de emigrantes en busca del paraíso, de la última frontera. Todo esto sucedía en el primer tercio del pasado siglo.
Aquellos asturianos se establecieron en diferentes zonas de los Estados Unidos. Algunos coincidieron en Virginia Occidental. Industrias químicas, ex trabajadores de factorías asturianas, muchos del concejo de Castrillón, otros de Llanera, de Oviedo, de Avilés... Las familias crecieron y ya son, en algunos casos, tres generaciones de asturamericanos con morriña. Por eso lo de esta página web: para saber unos de otros, para conocer Asturias. La Asturias de verdad en la última frontera.
ASTURIANUS.ORG
El término elegido para bautizar esta web --“asturianus”-- es un acrónimo: asturian US: los asturianos de los Estados Unidos. Un punto de partida que a los tres moderadores de la web les preocupa de manera notable: ¿Quiénes son los asturianos? ¿Los que llegaron del Principado? ¿Sus hijos?. Bob Martinez, profesor de biología en la Universidad de Quinnipiac, en Connecticut, se pregunta si sus nietas son o no asturianas. Al final cree que sí, que ser asturiano es un estado de ánimo y que por esa razón se lanzó a la aventura que supone cada día mantener en la red la página en cuestión.
Los otros dos protagonistas son Suronda Gonzalez, historiadora, profesora de la Universidad de Nueva York, y Art Zoller Wagner, un artista y diseñador gráfico de reconocido prestigio. La misión de cada uno de ellos está muy marcada: Martinez y Gonzalez dan respuesta a las cuestiones planteadas por los afiliados al nutrido foro y Zoller se encarga principalmente del apartado tecnológico, aunque no sólo. Colaboran muchos otros y los moderadores piden más: sobre todo a la hora de traducir los textos. El foro es trilingüe, pero hay usuarios que sólo escriben en inglés y los hay que sólo lo hacen en castellano.
Lo llamativo es que Bob Martinez después de un año de colaboración con Suronda Gonzalez y Art Zoller Wagner todavía no los conoce personalmente: “A pesar de ello, los considero entre mis mejores amigos. Espero que nos podamos ver lo más pronto posible”. Bob Martinez vive entre Massachussets y Connecticut, Suronda Gonzalez trabaja en Nueva York, pero proviene de Virginia Occidental. Art Zoller Wagner vive en Pasadena, Maryland. Internet, la última frontera.
En diciembre de 2002 estos tres asturianos de más allá del Atlántico se decidieron a dar respuesta a innumerables cuestiones que se planteaban acerca del origen de sus respectivas familias. Suronda Gonzalez había escrito una tesis doctoral titulada Talking like my Grandmother, Bob Martinez intentando dar con su pasado descubrió el texto de la historiadora y quiso leerlo. No pudo: el libro estaba fuera de la circulación. Por eso Martinez buscó el email de Suronda Gonzalez y se lo solicitó: “Ella no sólo me respondió con una copia de su tesis, hablamos por teléfono cerca de dos horas sobre asuntos que a ambos nos preocupaban enormemente: nuestro pasado común”. Luego añade: “Nuestra amistad ha ido creciendo. Ella me presentó a Art Zoller Wagner”.
Suronda Gonzalez completa esta historia. Le encargaron prologar un libro titulado Pinnick Kinnick Hill que novelaba la historia de una familia de origen asturiano en los Estados Unidos. La historiadora escribió un exhaustivo prefacio que venía a continuar sus estudios sobre la inmigración asturiana, asunto del que ella es todo una especialista. Tras la publicación de esta medio novela de Gavin Gonzalez recibió Suronda Gonzalez innumerables mensajes de personas interesadas en encontrar su pasado en el Principado, destacaba Bob Martinez. “Me quedé impresionada con todo ello, con las historias que me contaban y con lo que deseaban encontrar, por eso llamé a Art. Quería saber cómo podríamos conservarlas, no podía contestar individualmente a cada pregunta que me formulaban, pero soy historiadora, es decir, contadora de historias y todo aquello me interesaba mucho. Art ha sido quien dio una respuesta tecnológica adecuada:
www.asturianus.org”.
El día 19 marzo de 2003 –sólo tres meses después-- se abrió al público el foro. “Admito que yo era, a pesar de todo, un poco escéptica con la idea de lanzar esta web”, dice Suronda Gonzalez. “Recuerdo que le dije a Art que sería feliz si alcanzábamos cincuenta afiliados al foro. Pensaba que cien sería una cifra muy buena. Nunca esperé llegar a trescientos”. En concreto: doscientos ochenta y ocho, los actuales. “El crecimiento de usuarios en este primer año en la red ha sido increíble y los intercambios en el foro han cambiado mis ideas y a la vez han enriquecido mi conocimiento de Asturias”, concluye la historiadora. Art se suma a esta afirmación: “Imagino que nuestros abuelos estarán alucinados por lo que hacemos en el foro asturianus.org. Americanos y asturianos se pueden comunicar muy fácilmente: nuestra amistad y nuestro conocimiento sobre Asturias de esta manera es inmediato. ¡Qué diferencia con ellos!”
En la página web se pueden encontrar varias galerías de fotos antiguas, una serie de links que conecta a los asturamericanos con otras páginas relacionadas con el Principado, destaca la de este periódico:
www.lne.es. La parte más importante es la que reservan al foro de la inmigración asturiana.
Dice Art Zoller Wagner: “Los primeros días teníamos una decena de visitas en la página, muchas de ellas eran nuestras, de Suronda, de Bob y mías. El siguiente paso fue incluir en el foro el apartado correspondiente a la genealogía, entonces las visitas crecieron a veinticinco usuarios diarios, la mayor parte eran americanos que buscaban sus orígenes. Estábamos de verdad sorprendidos. En el mes de junio pasado LA NUEVA ESPAÑA habló de nuestro trabajo: se incrementaron las visitas y llegaron a trescientos cincuenta en un solo día. Los usuarios adscritos al foro se doblaron y empezaron a colaborar con nosotros muchos asturianos. La reacción de los asturianos ha sido y es increíble, algunos de ellos han ayudado a los usuarios americanos del foro a localizar a sus familiares, traducen mensajes e identifican fotografías. Describen en largos mails por ejemplo la danza prima o los bolos. Recomiendan películas españolas u otras webs de asunto asturiano”. De forma particular la web le ha servido a Art Zoller Wagner para encontrar su pasado en la comarca de Avilés: “Cuando salió ese artículo mis primos reconocieron una foto que se había publicado y descubrieron mi nombre. Se decidieron a enviar al foro una serie de maravillosas fotos de mi familia que no conocía, especialmente la de mis abuelos y bisabuelos. Gracias a todo esto ahora mantengo relaciones con esta parte de mi familia que he conocido en un viaje reciente al Principado”.
Suronda Gonzalez afirma que cuando comenta con compañeros su trabajo sobre la inmigración de Asturias todos creen que habla de Austria. Estos tres voluntariosos asturamericanos buscan divulgar la identidad de Asturias entre sus compatriotas. Para los estadounidenses, añade: “los asturianos forman parte de los “spaniards”, no de los hispanos. Este término es el que aplicamos a los mejicanos, a los portorriqueños y al resto de los sudamericanos. La inmigración se asocia a su país de origen, no a su patria chica”.
En la actualidad más de la mitad de los casi trescientos usuarios de la web son asturianos, luego vienen los nacidos en los Estados Unidos. También se han suscrito usuarios desde México, Cuba, Argentina, Perú, Brasil, Suiza, Tajikistán o Ecuador. Son más de mil cuatrocientas las consultas publicadas y la puerta sigue abierta. Art Zoller Wagner se sorprende de la edad de los usuarios: “Aunque no la preguntamos es evidente que muchos de los lectores de nuestra web no cumplen los cuarenta años”.
Al final coinciden los tres moderadores: “Uno de nuestros propósitos es conservar todas las historias orales sobre la inmigración asturamericana.”
UNAS HISTORIAS
Víctor Martínez Artime nació en la casona que en la actualidad ocupa la Guardia Civil en Salinas, Josefa Fernández Inclán procede de La Vallina, en San Martín de Laspra. Ambos eran castrillonenses. Con apenas veinte años, en 1913, viajaron a La Coruña, tomaron el Adriatic, un barco de la compañía White Line y vía Liverpool llegaron a la isla de Ellis en el mes de noviembre, sólo un año y medio después de que otro barco de la misma empresa se hundiera en las gélidas aguas del Atlántico: el Titanic. Víctor y Josefa viajaban en tercera clase con su primer hijo: José. Tenían cuarenta dólares en el bolsillo. De Nueva York este joven matrimonio se dirigió a Sant Louis y de allí a Virginia Occidental. En una factoría de tratamiento de zinc Viturón –así le conocían--, en Spelter, empezó a trabajar, como antes lo había hecho en Arnao. Nacieron más hijos, uno de ellos, Isaac Martinez. La familia asturiana se mudó a las cataratas del Niágara, Isaac empezó a trabajar como bombero. Ahora se ha jubilado. Isaac Martinez tiene un hijo: es Bob Martinez que terminó casándose con Evelyn. Tienen tres vástagos y dos nietas: Lily y Zoe. Viven en New Haven, Connecticut, y veranean en Rockport, junto al océano, en Massachussets. Bob Martinez ahora escribe relatos y los sitúa en Asturias. Tiene sesenta años y disfruta con la enseñanza: es el director de un curso que relaciona la biología y la literatura. Está convencido de que su vida ha sido mucho más fácil que la de su familia.
La historia de la familia de Suronda Gonzalez tiene dos caras. “Los padres de mis abuelos paternos eran asturianos que emigraron a Clarksburg, en Virginia Occidental. El padre de mi abuela se llamaba Diego Vázquez, el de mi abuelo, Nicanor González: eran compañeros de trabajo en la Grasseli, una factoría de zinc situada en Anmoore, en Virginia Occidental”. La emigración asturiana se desarrolló en los primeros años del siglo pasado. La Guerra Civil les tocó de refilón. “Ha habido asturianos que regresaron en aquellos años”, dice Art Zoller Wagner, “pero no eran muchos. Mi familia perdió a Anselmo y a Adriano Fernández, dos hermanos de mi abuelo que antes de la guerra vivían en los Estados Unidos. Dicen que mi bisabuela murió en la cárcel por no delatar a sus hijos. Esto no sé si esta historia es cierta, pero no nos cabe ninguna duda de estuvo en presidio en varias ocasiones”. Art Zoller Wagner se declara mitad asturiano, un cuarto inglés y el otro cuarto alemán. “Y eso hasta donde yo llego. Estoy seguro de que si me pongo a buscar tendré un árbol genealógico muy complejo: no entiendo ni el nacionalismo ni el racismo; a pesar de ello me identifico mejor con Asturias que con el Reino Unido o Alemania, a pesar de mi apellido. Mi corazón es asturiano y mi situación actual es americana. Sueño con vivir en el Principado”.
Sobre este asunto Suronda Gonzalez dice las esposas e hijos de sus bisabuelos emigraron a Estados Unidos desde Naveces y Miranda. Ida Vázquez nació en Virginia Occidental, como Bernadino (Edward) González: la primera generación de los nacidos en Estados Unidos. De este matrimonio vino Ron González, el padre de Suronda Gonzalez. La familia de su madre se remonta a la Revolución Americana. La historiadora tiene treinta y ocho años. Creció a dos millas de Spelter, el centro de recepción de tantos asturianos católicos que trabajaron el zinc en aquellos primeros años del pasado siglo. Al final el sentimiento asturiano se convierte en una fe de vida y desde los Estados Unidos se cultiva de tal modo que a muchos todavía podría sorprender.
Los asturamericanos quieren organizar una reunión en Nueva York. Quieren darse la mano, conocerse. Internet a pesar de todo es todavía muy fría.