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Un Siglo desde La Chocolatera, por Elisa Campo, LNE

Posted: Sat Aug 30, 2003 12:08 am
by Art
La Nueva España
24 de agosto, 2003

Gracias a la autora, Elisa Campo, por su permision poner el texto aqui.

Puedes ver el artículo original aqui:
[lo siento, ya no esta en el archivo de LNE]
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Un siglo desde «La Chocolatera»

El tranvía de vapor entre Avilés y Salinas, que comenzó a funcionar hace ahora cien años, contribuyó decisivamente al despegue de la localidad castrillonense

El tranvía de vapor entre Avilés y Salinas -concretamente, entre el parque del Muelle y las inmediaciones del Náutico- comenzó a funcionar hace ahora un siglo. Conocido como «La Chocolatera» porque el oscuro halo que acompañaba a las locomotoras fue comparado con el chocolate, según recuerda el periodista Venancio Ovies, contribuyó decisivamente al despegue de la localidad castrillonense, como recoge el historiador Juan Carlos de la Madrid. Cien años después, el tranvía es un reclamo turístico y un «moderno» medio de comunicación en muchas ciudades del mundo. Valencia fue la pionera en España de esa recuperación. Una recuperación que también acarició Avilés, sin éxito.

enlace al foto del tranvía eléctrico, a la altura de la playa de El Cuerno:
http://www.lne.es/media/fotos/noticias/ ... V005F1.jpg


Elisa CAMPO

Hace ahora un siglo, Avilés estrenó tranvía. Fue en 1903 cuando las dos locomotoras de vapor conocidas como «La Chocolatera» comenzaron a realizar el trayecto desde el avilesino parque del Muelle hasta Salinas, donde finalizaba el recorrido, junto a las proximidades del Club Náutico. En 1921 comenzó su declive, con la inauguración del tranvía eléctrico (Compañía del Tranvía Eléctrico de Avilés, CTEA). En 1933 desaparecería el popular transporte con tracción de vapor y después de 1939, fueron quitándose las vías de acero para su aprovechamiento. La siguiente fecha de la historia de los transportes en Avilés es 1957, año en el que comenzó su servicio el primer autobús de la CTEA. Y en 1960, el 31 de diciembre, circuló el último tranvía.

Siempre se denominó «La Chocolatera» a las dos máquinas movidas a presión del vapor. Según recoge el periodista Venancio Ovies en uno de sus artículos, parece ser que las máquinas soltaban mucho humo y no precisamente de vapor, sino de combustión del carbón, por lo que el oscuro halo que acompañaba a las locomotoras fue comparado con el chocolate. Un fogonero y maquinista de apellido Gelaz era quien se encargaba de alimentar las máquinas, según el periodista. Una vez dejó de funcionar, «La Chocolatera» fue expoliada en la estación terminal de Salinas; se robaron las valiosas calderas de cobre y otras piezas.

«La Chocolatera» y el tranvía eléctrico, que convivieron durante unos años, no compartían las vías, recuerda José Ramón Cueva, ex director de la Casa de Cultura de Avilés. El primero de ellos discurría de Avilés a Salinas por La Maruca, mientras que el eléctrico iba por San Juan y entraba a Salinas por el pinar de El Espartal. Los trabajadores fueron los principales usuarios de estos medios de transporte.

La puesta en marcha del tranvía estuvo claramente vinculada al fomento del veraneo, según recoge el historiador Juan Carlos de la Madrid en su libro «Avilés, una historia de mil años». De la Madrid precisa que el fomento del turismo se concibió como un proyecto de toda la zona. «Es decir, que Avilés y Salinas, a efectos funcionales, eran la misma cosa. Avilés la ciudad y Salinas la playa, eso sí, más alejada de lo habitual».

Según el historiador, el crecimiento de Salinas se lo debió todo al transporte, no sólo al tranvía, sino también a los automóviles. «A finales del siglo XIX se había generado el principal núcleo de veraneantes en torno a la Casona de la Real Compañía, las cuatro casas de José Galán, el primero en construir calle en la colonia, y otras casas pertenecientes a pioneros como Genaro Alas, Javier Aguirre o las familias Troncoso o Fuertes», cuenta De la Madrid.

Las vías del tranvía discurrían a lo largo de la carretera general para desviarse, después de dejar atrás el Peñón de Raíces, por la trinchera que el alcalde Luis Treillard convirtió en amplia avenida de acceso a la población.

La primera línea de tranvías de tracción animal se inauguró en Baltimore (EE UU) hacia 1820. En 1832 funcionó en Nueva York el primer tranvía tirado por caballos y en 1860 había una red. En 1855 funcionaba en París el primer tranvía tirado por caballos de Europa. En 1873 se inauguró en San Francisco el tranvía tirado por un cable con funcionamiento por una máquina de vapor estacionaria y en 1877, en Alemania, una línea de tranvía a vapor que estuvo en servicio muy poco tiempo debido a las molestias que originaba el humo de las máquinas. Los tranvías de vapor circularon en diversas ciudades europeas: Hamburgo, Munich, París... El vapor fue sucediendo a los caballos hasta que la electricidad sustituyó al vapor.

Un siglo después de que funcionase en Avilés, el tranvía es un reclamo turístico y un «moderno» transporte. Ciudades como Barcelona apostaron por recuperar el tranvía eléctrico. Amsterdam, Berlín y Roma también disponen de él. Valencia fue la pionera en España de esta recuperación que también Avilés acarició alguna vez sin éxito.