Seaport expansion in Xixon (Gijon), a.k.a. 'El Musel'
Posted: Sun Sep 07, 2008 3:34 am
I’ve been meaning to post an English translation of this op-ed piece by Alvaro Cuervo, an economics professor at Madrid’s Universidad Complutense originally from County Carreno.
The title of the piece, paraphrasing, is ‘All's quiet in Asturias’ and it appeared end-August in La Nueva Espana, the regional newspaper, under a series called ‘Politically incorrect’.
In his op-ed, Prof. Cuervo makes a cost-benefit analysis of large infrastructure projects in Asturias (publicly funded) and takes a closer look at the port expansion in Xixon (Gijon).
The seaport there is mainly industrial (cement, clinker, iron ore and other steel inputs) and little, if any, container trade. The money, fast approaching 1 billion euros, is basically from loans from the European Union (Brussels) and the central government (Madrid).
English translation coming up, but here’s an advance:
‘For more than 20 years, the Asturian government has been trumpeting the fact that the [economic] crisis is over, that Asturias is a vibrant community and even a textbook case for change. I just don’t see that wonderful Principality of Asturias. I don’t share the complacency [of local authorities] about the state of our economy, nor do I resort to Gramsci to support optimist statements based on will power as opposed to a more measured pessimism based on critical reasoning…’
Asturias, sin cambios
ÁLVARO CUERVO Hace más de veinte años que nos dicen las autoridades que Asturias ha superado su crisis, que es una comunidad dinámica, modelo de cambio. Ese Principado maravilloso yo no lo veo. No comparto la autocomplacencia sobre nuestra economía, ni recurro a Gramsci para postular el optimismo de la voluntad frente al pesimismo de la razón.
Somos poco más de un millón de habitantes, el 2,38 por ciento del total de España, frente al 3 por ciento en los ochenta; nuestra población está, pues, estancada y envejecida (el 10 por ciento son menores de 15 años, el 14,3 por ciento a nivel nacional, mientras que el 22 por ciento tiene mas de 65 años, frente al 16 por ciento de media nacional). La tasa de actividad actual es del 61,3 por ciento, ocho puntos inferior a la media española, que supone el 69,6 por ciento. La tasa del crecimiento del PIB es igualmente inferior a la media nacional en 0,5 puntos en el período 2000-2007 (Crecimiento económico y convergencia regional 2000-20007. CES, 2008). El escaso dinamismo se refleja en la población extranjera, que apenas representa el 5 por ciento, mientras que a nivel nacional asciende al 11,6. Las balanzas fiscales muestran que Asturias recibe el 14,33 por ciento del PIB si se emplea el sistema de flujos monetarios y el 11,8 por ciento con el modelo de carga-beneficio; es, pues, la segunda región mas dependiente después de Extremadura.
No obstante, se nos dice que se acortan las diferencias en los niveles de crecimiento, que el PIB por habitante ha experimentado un acercamiento, sin considerar el efecto de las transferencias. Ahora se presenta como positivo el menor crecimiento de la tasa de paro, lógico si pensamos en la escasa tasa de actividad, se utilizan los datos macroeconómicos en valores absolutos, pero nunca en relación con el resto de España, que evidenciaría nuestra pérdida de relevancia en la economía española.
No pienso que esta situación sea generalizable a todos los sectores y/o empresas ni que sea ajena a decisiones tomadas aquí, como el apoyo a la empresa pública, que se veía como factor de desarrollo, el rechazo a los procesos de privatizaciones, de cuyos efectos sobre el dinamismo empresarial aún se duda, el permanente aplazamiento del ajuste minero e industrial, o un sistema de prejubilaciones destructor de capital humano. No olvidemos que el ajuste mas rápido y con menor coste que se produjo en Asturias fue el de los ganaderos de leche. Ahora hay menos de 3.000 cuando tan sólo hace quince años eran 22.000, pero mantienen su cuota de producción, reflejo de las excelentes mejoras de productividad. Sigo pensando que el aplazamiento de los procesos de ajuste y el predominio de la cultura de lo «público» ha tenido un elevado coste que nos ha empobrecido, al tiempo que rompía el dinamismo de la sociedad, que debe centrar su atención no en las empresas que van a desaparecer sino en las que se crean.
Ahora creemos que el futuro viene determinado por las grandes empresas, las grandes inversiones, la regasificadora o nuevos ciclos combinados, para la solución de problemas, las veo como cortinas de humo. No comparto las estimaciones que se indican del VAB a generar por estas inversiones en la región, ni sus externalidades. Más bien parecen nuevas oportunidades para los buscadores de renta, no para los empresarios, lo que nos retrotrae a un pasado no muy lejano.
La crisis nos ofrece una gran oportunidad para cuestionar muchas cosas y reinventar el futuro. En la actualidad contamos con un tejido empresarial internacional, las multinacionales españolas, que antes no existía. Diecisiete empresas españolas están ente las quinientas mas importantes del mundo, lo que evidencia unas capacidades directivas y empresariales, un capital humano y una cultura empresarial que hace diez años no existían.
La situación de Asturias y los escritos económicos de Jovellanos. En Gijón, los escritos económicos de Jovellanos proporcionan un buen punto de partida para evaluar la economía regional de «ayer a hoy». En primer lugar, debemos preguntarnos si siguen teniendo vigencia los «estorbos» para el desarrollo que el ilustrado gijonés denunciaba.
Para ello me voy apoyar en unas reflexiones hechas hace algunos meses en la presentación de los escritos económicos de Jovellanos, quien, en su obra más representativa, el «Informe sobre la ley Agraria», aludía a tres tipos de obstáculos para el desarrollo y la felicidad de los asturianos:
- Los derivados de la naturaleza (aislamiento, falta de infraestructuras y regadíos);
- Los derivados de la legislación (demasiadas leyes e intervenciones que constreñían el «interés» individual; instituciones que dificultaban la actuación de los mercados de factores: amortización de la tierra, gremios que restringían la libertad de trabajo e industria?, diezmos eclesiásticos que erosionaban la renta campesina?; «matrículas de mar», que vinculaban el ejercicio de la pesca al alistamiento en la Armada?.);
- Los derivados de la «costumbre» (valores, cultura?). En este caso la propuesta de Jovellanos apuntaba al desarrollo de las «ciencias útiles»: tecnología para explotar el carbón, escuelas de náutica y mineralogía, pensionados a Inglaterra para conocer la máquina de vapor, estudios de economía política, agronomía?
¿Qué soluciones ofrecía para combatir estos estorbos? El mismo Jovellanos los resumió en una famosa trilogía: «libertad, luces y auxilios». La libertad incluye un entorno institucional, que será el que recorran las «revoluciones liberales burguesas»; una definición precisa de los derechos de propiedad, reducción de costes de transacción; confiar en el interés propio para generar riqueza y liberalizar el mercado de tierras (poner límites a la amortización eclesiástica, los mayorazgos, los bienes comunales y de propios -municipales-, con vistas a abrir el mercado de tierras a los colonos y convertirlos en propietarios).
Por lo que se refiere a las «luces», Jovellanos fue un pionero en la reivindicación del capital humano con su defensa de la inversión en educación. El Real Instituto de Náutica y Mineralogía de Gijón, su iniciativa más querida, partía de la base de que si Asturias quería ser competitiva en carbón era indispensable crear cuadros mineros y pilotos para la marina mercante que exportaría el fósil. El Instituto fue la primera escuela de negocios de España, de corta vida por la incomprensión de Godoy y de los catedráticos de la Universidad de Oviedo.
Por último, Jovellanos defiende los «auxilios», la inversión pública que completa a la privada, pero con prioridades, una financiación planificada a largo plazo con racionalidad económica. Por ejemplo, fue una de las pocas voces críticas con el decreto de 1761 que establecía un sistema radial de comunicaciones entre Madrid y las fronteras y principales puertos. Para él esa red estaba al servicio del Estado y de la Corte y no de las economías regionales, cuyas complementariedades era preciso explotar mediante redes reticulares o en «tela de araña».
Es triste comprobar que las reflexiones de Jovellanos sobre los obstáculos al desarrollo se han convertido con el paso del tiempo en las obsesiones de Asturias que, a modo de mantras, nos unen. Las obras públicas, el carbón -tema que no comentaré, ya que ha sido muy analizado y carece de relevancia económica ante el futuro-, y un cierto voluntarismo proponiendo lo que hay que hacer, consecuencia de la creencia de los ilustrados en soluciones simples, son sólo parte de su herencia. Su escasa fe en las leyes y en el intervencionismo para solucionar los problemas y su defensa de la educación y de las ciencias útiles han conservado toda su vigencia y sin embargo no merecen la atención de las fuerzas sociales.
La obsesión por las infraestructuras que tanto nos une.
Jovellanos, en su espléndido informe sobre las nuevas obras del puerto de Gijón, empieza la carta al Ministro: «Mi venerado favorecedor: Dice el refrán que quien tenga enemigos no duerma. El puerto de Gijón los tiene en todo el país y los tiene porque prospera y sobresale entre todas las poblaciones».
Subir hoy a la Campa Torres es una experiencia aleccionadora sobre Asturias y Gijón. Mirando a la mar, a la izquierda se contempla ese precioso valle de Carreño y el expansionismo gijonés a costa del concejo de Carreño con la desviación del río de Aboño. A la derecha, se aprecia ya la grandiosa obra de ingeniería de los nuevos muelles de El Musel, y busco con nostalgia algún barco en el puerto. Yo sólo me pregunto qué diría Jovellanos ante estas nuevas obras. Como comprenderán no debo opinar, pero pienso que se deben replantear las prioridades.
END
The title of the piece, paraphrasing, is ‘All's quiet in Asturias’ and it appeared end-August in La Nueva Espana, the regional newspaper, under a series called ‘Politically incorrect’.
In his op-ed, Prof. Cuervo makes a cost-benefit analysis of large infrastructure projects in Asturias (publicly funded) and takes a closer look at the port expansion in Xixon (Gijon).
The seaport there is mainly industrial (cement, clinker, iron ore and other steel inputs) and little, if any, container trade. The money, fast approaching 1 billion euros, is basically from loans from the European Union (Brussels) and the central government (Madrid).
English translation coming up, but here’s an advance:
‘For more than 20 years, the Asturian government has been trumpeting the fact that the [economic] crisis is over, that Asturias is a vibrant community and even a textbook case for change. I just don’t see that wonderful Principality of Asturias. I don’t share the complacency [of local authorities] about the state of our economy, nor do I resort to Gramsci to support optimist statements based on will power as opposed to a more measured pessimism based on critical reasoning…’
Asturias, sin cambios
ÁLVARO CUERVO Hace más de veinte años que nos dicen las autoridades que Asturias ha superado su crisis, que es una comunidad dinámica, modelo de cambio. Ese Principado maravilloso yo no lo veo. No comparto la autocomplacencia sobre nuestra economía, ni recurro a Gramsci para postular el optimismo de la voluntad frente al pesimismo de la razón.
Somos poco más de un millón de habitantes, el 2,38 por ciento del total de España, frente al 3 por ciento en los ochenta; nuestra población está, pues, estancada y envejecida (el 10 por ciento son menores de 15 años, el 14,3 por ciento a nivel nacional, mientras que el 22 por ciento tiene mas de 65 años, frente al 16 por ciento de media nacional). La tasa de actividad actual es del 61,3 por ciento, ocho puntos inferior a la media española, que supone el 69,6 por ciento. La tasa del crecimiento del PIB es igualmente inferior a la media nacional en 0,5 puntos en el período 2000-2007 (Crecimiento económico y convergencia regional 2000-20007. CES, 2008). El escaso dinamismo se refleja en la población extranjera, que apenas representa el 5 por ciento, mientras que a nivel nacional asciende al 11,6. Las balanzas fiscales muestran que Asturias recibe el 14,33 por ciento del PIB si se emplea el sistema de flujos monetarios y el 11,8 por ciento con el modelo de carga-beneficio; es, pues, la segunda región mas dependiente después de Extremadura.
No obstante, se nos dice que se acortan las diferencias en los niveles de crecimiento, que el PIB por habitante ha experimentado un acercamiento, sin considerar el efecto de las transferencias. Ahora se presenta como positivo el menor crecimiento de la tasa de paro, lógico si pensamos en la escasa tasa de actividad, se utilizan los datos macroeconómicos en valores absolutos, pero nunca en relación con el resto de España, que evidenciaría nuestra pérdida de relevancia en la economía española.
No pienso que esta situación sea generalizable a todos los sectores y/o empresas ni que sea ajena a decisiones tomadas aquí, como el apoyo a la empresa pública, que se veía como factor de desarrollo, el rechazo a los procesos de privatizaciones, de cuyos efectos sobre el dinamismo empresarial aún se duda, el permanente aplazamiento del ajuste minero e industrial, o un sistema de prejubilaciones destructor de capital humano. No olvidemos que el ajuste mas rápido y con menor coste que se produjo en Asturias fue el de los ganaderos de leche. Ahora hay menos de 3.000 cuando tan sólo hace quince años eran 22.000, pero mantienen su cuota de producción, reflejo de las excelentes mejoras de productividad. Sigo pensando que el aplazamiento de los procesos de ajuste y el predominio de la cultura de lo «público» ha tenido un elevado coste que nos ha empobrecido, al tiempo que rompía el dinamismo de la sociedad, que debe centrar su atención no en las empresas que van a desaparecer sino en las que se crean.
Ahora creemos que el futuro viene determinado por las grandes empresas, las grandes inversiones, la regasificadora o nuevos ciclos combinados, para la solución de problemas, las veo como cortinas de humo. No comparto las estimaciones que se indican del VAB a generar por estas inversiones en la región, ni sus externalidades. Más bien parecen nuevas oportunidades para los buscadores de renta, no para los empresarios, lo que nos retrotrae a un pasado no muy lejano.
La crisis nos ofrece una gran oportunidad para cuestionar muchas cosas y reinventar el futuro. En la actualidad contamos con un tejido empresarial internacional, las multinacionales españolas, que antes no existía. Diecisiete empresas españolas están ente las quinientas mas importantes del mundo, lo que evidencia unas capacidades directivas y empresariales, un capital humano y una cultura empresarial que hace diez años no existían.
La situación de Asturias y los escritos económicos de Jovellanos. En Gijón, los escritos económicos de Jovellanos proporcionan un buen punto de partida para evaluar la economía regional de «ayer a hoy». En primer lugar, debemos preguntarnos si siguen teniendo vigencia los «estorbos» para el desarrollo que el ilustrado gijonés denunciaba.
Para ello me voy apoyar en unas reflexiones hechas hace algunos meses en la presentación de los escritos económicos de Jovellanos, quien, en su obra más representativa, el «Informe sobre la ley Agraria», aludía a tres tipos de obstáculos para el desarrollo y la felicidad de los asturianos:
- Los derivados de la naturaleza (aislamiento, falta de infraestructuras y regadíos);
- Los derivados de la legislación (demasiadas leyes e intervenciones que constreñían el «interés» individual; instituciones que dificultaban la actuación de los mercados de factores: amortización de la tierra, gremios que restringían la libertad de trabajo e industria?, diezmos eclesiásticos que erosionaban la renta campesina?; «matrículas de mar», que vinculaban el ejercicio de la pesca al alistamiento en la Armada?.);
- Los derivados de la «costumbre» (valores, cultura?). En este caso la propuesta de Jovellanos apuntaba al desarrollo de las «ciencias útiles»: tecnología para explotar el carbón, escuelas de náutica y mineralogía, pensionados a Inglaterra para conocer la máquina de vapor, estudios de economía política, agronomía?
¿Qué soluciones ofrecía para combatir estos estorbos? El mismo Jovellanos los resumió en una famosa trilogía: «libertad, luces y auxilios». La libertad incluye un entorno institucional, que será el que recorran las «revoluciones liberales burguesas»; una definición precisa de los derechos de propiedad, reducción de costes de transacción; confiar en el interés propio para generar riqueza y liberalizar el mercado de tierras (poner límites a la amortización eclesiástica, los mayorazgos, los bienes comunales y de propios -municipales-, con vistas a abrir el mercado de tierras a los colonos y convertirlos en propietarios).
Por lo que se refiere a las «luces», Jovellanos fue un pionero en la reivindicación del capital humano con su defensa de la inversión en educación. El Real Instituto de Náutica y Mineralogía de Gijón, su iniciativa más querida, partía de la base de que si Asturias quería ser competitiva en carbón era indispensable crear cuadros mineros y pilotos para la marina mercante que exportaría el fósil. El Instituto fue la primera escuela de negocios de España, de corta vida por la incomprensión de Godoy y de los catedráticos de la Universidad de Oviedo.
Por último, Jovellanos defiende los «auxilios», la inversión pública que completa a la privada, pero con prioridades, una financiación planificada a largo plazo con racionalidad económica. Por ejemplo, fue una de las pocas voces críticas con el decreto de 1761 que establecía un sistema radial de comunicaciones entre Madrid y las fronteras y principales puertos. Para él esa red estaba al servicio del Estado y de la Corte y no de las economías regionales, cuyas complementariedades era preciso explotar mediante redes reticulares o en «tela de araña».
Es triste comprobar que las reflexiones de Jovellanos sobre los obstáculos al desarrollo se han convertido con el paso del tiempo en las obsesiones de Asturias que, a modo de mantras, nos unen. Las obras públicas, el carbón -tema que no comentaré, ya que ha sido muy analizado y carece de relevancia económica ante el futuro-, y un cierto voluntarismo proponiendo lo que hay que hacer, consecuencia de la creencia de los ilustrados en soluciones simples, son sólo parte de su herencia. Su escasa fe en las leyes y en el intervencionismo para solucionar los problemas y su defensa de la educación y de las ciencias útiles han conservado toda su vigencia y sin embargo no merecen la atención de las fuerzas sociales.
La obsesión por las infraestructuras que tanto nos une.
Jovellanos, en su espléndido informe sobre las nuevas obras del puerto de Gijón, empieza la carta al Ministro: «Mi venerado favorecedor: Dice el refrán que quien tenga enemigos no duerma. El puerto de Gijón los tiene en todo el país y los tiene porque prospera y sobresale entre todas las poblaciones».
Subir hoy a la Campa Torres es una experiencia aleccionadora sobre Asturias y Gijón. Mirando a la mar, a la izquierda se contempla ese precioso valle de Carreño y el expansionismo gijonés a costa del concejo de Carreño con la desviación del río de Aboño. A la derecha, se aprecia ya la grandiosa obra de ingeniería de los nuevos muelles de El Musel, y busco con nostalgia algún barco en el puerto. Yo sólo me pregunto qué diría Jovellanos ante estas nuevas obras. Como comprenderán no debo opinar, pero pienso que se deben replantear las prioridades.
END