Samain o Samhuin, una versión romántica para el cambio est
Posted: Mon Nov 10, 2003 12:55 am
Samain o Samhuin, una versión romántica para el cambio estacional
La Nueva España, 09 noviembre 2003
Oviedo, A. P. P
La mitología irlandesa está llena de guiños al lector. Poblada de dioses, magos, druidas, reyes y reinas; bardos, brujas y, en resumen, toda una continua reivindicación de su cultura y modo de pensar, es la que mejor recoge la celebración de la fiesta de Samain, «fin del verano», y también conocida por el Año nuevo celta.
Con distintas variaciones, esta festividad también está presente en Bretaña y Escocia, siendo hoy uno de los pilares fundamentales de lo que se conoce como Halloween, así transformada cuando empezaron a celebrarla los irlandeses emigrados a EE UU.
La versión romántica de esta fiesta, que significa el comienzo del invierno, recoge que en Samain es cuando entran en comunicación, por una vez al año, los muertos con los vivos. Por ejemplo, se cuenta, en el caso de Bretaña, que en esa noche no se debe llevar el carruaje por la parte lateral del camino pues se corre el riesgo de molestar a los muertos que regresan, por una noche, al dominio de los vivos.
En el caso de Irlanda, el Samain era la más popular de sus cuatro fiestas principales: Samain, Imbolc, Beltane y Lugnasad. En Irlanda encendían un fuego en el centro del poblado y a él acudían las gentes a coger una tea encendida para ponerla en sus hogares. El Samain, que duraba tres días, recordaba a los irlandeses la llegada de los fríos y era la primera noche del año nuevo que se dedicaba al Dis Pater, Dagda, en demanda de fertilidad y de abundancia.
Jean Markale, en su libro «El cristianismo celta», recuerda que en la Escocia presbiteriana, Halloween es «la ocasión para multiplicar bromas y chanzas poco compatibles con el rigorismo religioso allí habitual».
La Nueva España, 09 noviembre 2003
Oviedo, A. P. P
La mitología irlandesa está llena de guiños al lector. Poblada de dioses, magos, druidas, reyes y reinas; bardos, brujas y, en resumen, toda una continua reivindicación de su cultura y modo de pensar, es la que mejor recoge la celebración de la fiesta de Samain, «fin del verano», y también conocida por el Año nuevo celta.
Con distintas variaciones, esta festividad también está presente en Bretaña y Escocia, siendo hoy uno de los pilares fundamentales de lo que se conoce como Halloween, así transformada cuando empezaron a celebrarla los irlandeses emigrados a EE UU.
La versión romántica de esta fiesta, que significa el comienzo del invierno, recoge que en Samain es cuando entran en comunicación, por una vez al año, los muertos con los vivos. Por ejemplo, se cuenta, en el caso de Bretaña, que en esa noche no se debe llevar el carruaje por la parte lateral del camino pues se corre el riesgo de molestar a los muertos que regresan, por una noche, al dominio de los vivos.
En el caso de Irlanda, el Samain era la más popular de sus cuatro fiestas principales: Samain, Imbolc, Beltane y Lugnasad. En Irlanda encendían un fuego en el centro del poblado y a él acudían las gentes a coger una tea encendida para ponerla en sus hogares. El Samain, que duraba tres días, recordaba a los irlandeses la llegada de los fríos y era la primera noche del año nuevo que se dedicaba al Dis Pater, Dagda, en demanda de fertilidad y de abundancia.
Jean Markale, en su libro «El cristianismo celta», recuerda que en la Escocia presbiteriana, Halloween es «la ocasión para multiplicar bromas y chanzas poco compatibles con el rigorismo religioso allí habitual».