Lo mejor de Ribadesella

[Ramón Sordo Sotres]

LO MEJOR DE RIBADESELLA


El concejo de Ribadesella (también llamado por sus vecinos Ribesella o Ribasella) alberga diversos lugares que son muy destacados dentro de la Cornisa Cantábrica.

Su relieve calizo (en el que se pueden emprender muchas excursiones de corto recorrido) sobresale sobre todo por la gran cercanía de los montes a la costa, en especial en los alrededores del pueblo de Berbes; además, en esa costa abundan los acantilados elevados. Con esos terrenos calizos se relacionan diversos hallazgos relevantes, como numerosas huellas de dinosaurios, restos geológicos del período Jurásico y abundantes vestigios prehistóricos, entre los que resalta la famosa Cueva de Tito Bustillo, de notable importancia para el estudio de la prehistoria peninsular.

El concejo también es notable por El Ríu Sella, que, probablemente denominado hasta hace no mucho *L'Agua por los vecinos, lo divide en dos partes y convierte Ribadesella en el municipio asturiano más influido por un río. Cuando hace milenios los puentes escaseaban, El Sella constituía el principal obstáculo para las comunicaciones del norte de Hispania, hecho que casi seguro causó que entre él y El Deva, otro río cercano también trascendental en nuestra Historia, perviva el rastro de muchas tradiciones y modos de hablar antiguos; probablemente ese aislamiento posibilitó así mismo que entre los dos cursos de agua se guarecieran Pelayo y su hueste.

Ribadesella alberga muchos pueblos —pequeños la mayoría de ellos, y con muchos barrios y caserías— pero para mi gusto la localidad con un territorio más interesante es la de Vega, edificada junto a la playa llamada, también, de Vega (aunque la comparte con el pueblo de Berbes) y a la que se llega por carretera a través del desfiladero de Entrepeñes, excavado por las aguas de El Ríu de Utrera (así le llaman en las aldeas de Barréu y La Vega de Linares), que originaron las caprichosas formaciones que adoptan los picachos y crestones que se extienden a ambos lados de la corta carretera y cuya composición geológica dista mucho de la caliza habitual en el concejo. Vega es el último pueblo de la costa (pues en Berbes, que es el siguiente, ya se habla con la efe, característica del concejo vecino de Colunga) cuyos vecinos pronuncian la je, la consonante aspirada que debería ser considerada elemento básico del patrimonio cultural asturiano: palabras riosellanas con ella son jabes, jelechu, jigos, jondu, jumu, juente.
La Playa de Vega, con una aliseda pantanosa, huellas de dinosaurio y un entorno aún rural aunque contaminado por los residuos de una mina, destaca por poseer una superficie dunar llamada La Duna o Les Dunes, en forma de cordón que se extiende por buena parte del borde del arenal, y que genera una abundante flora.

En la toponimia sobresale La Estora, una veguina fluvial donde se sitúa la iglesia del pueblo de Santianes del Agua y cuya raíz *estor- parece ser la misma que la de Asturias, pues se cree que hace milenios ésta se decía *Esturias.

De la gente que vivió en el concejo, elegiré a dos vecinos que defendieron la cultura de todos: la nativa de Santianes del Agua Enriqueta González Rubín fue la primera persona (hombre o mujer) que escribió una pequeña novela en asturiano, y ello en el modu parllar de Ribesella, lo que otorga doble valor a la labor literaria de esta precursora.
Por su parte, el nativo de Tresmonte Manuel Fernández Juncos es famoso porque defendió con ahínco el castellano en la isla de Puerto Rico, donde vivía. De estos dos vecinos de Ribadesella, uno fomentó la lengua propia del lugar en el que nació, otro la del país adonde había emigrado.


Ramón