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"Una escursión á la montaña" (1866)

Posted: Wed Oct 28, 2015 5:12 am
by Ramón Sordo Sotres
"UNA ESCURSIÓN Á LA MONTAÑA" (1866)

Enriqueta González Rubín (Santianes del Agua [Ribesella], 1832 - El Infiestu [Piloña], 1877) fue una adelantada de la prosa en asturiano (variante de Ribadesella), y por ello es recordada en la región.

Menos conocidas son sus narraciones en lengua castellana. Una de ellos recoge una excursión al monte del concejo asturiano de Ribesella, desconozco si real o novelada. Voy a reproducir algunos fragmentos que considero interesantes, publicados en 1866 por el periódico de Oviedo El Faro Asturiano:

"A nuestros piés se estendia el valle que acababamos de abandonar con sus verdes praderias pobladas de ganados, sus arboledas cuyas raices baña el Sella, que en mil tortuosas vueltas vá y viene, por decirlo así, retrocediendo para avanzar otra, dando un nuevo rodeo, sin que su cristalina corriente parezca avanzar un solo paso hacia el mar que mas lejos se descubre como una ancha cinta azul. Navegando hácia la costa veíanse blancas naves que semejando leves gaviotas mecíanse dulcemente, y algunos barcos de pescadores que solo aparecían como puntos negros de vez en cuando desapareciendo presto al impulso de la encumbrada ola.

El valle aparecía encantador.... El sol radiante que lo iluminaba, los encarnados tejados que apiñados se veían entre las frondosas copas de los nogales, las eras de lino que cubiertas de sus azules florecillas semejaban reducidos lagos, cuando la brisa agitaba su superficie.... el pobre riachuelo que atraviesa la llanura perdiéndose en el Sella y cuya márgen poblaban las alegres lavanderas, cuyas campesinas canciones llegaban aun a nuestros oidos como un eco lejano y perdido, todo esto nos impresionaba vagamente. A orillas del mar descubríase Rivadesella como una paloma dormida en un arenal, y en lotananza hácia la izquierda, vegas y valles medio ocultas tras de los picos de sucesivas montañas, de collados y oteros, y todo esto sembrado de blancas casas con la apariencia del bienestar, de humilldes chozas y de estensas arboledas.

(...) Añosos robles, seculares encinas, y erguidos fresnos nacidos entre las grietas de ásperas rocas: á nuestra derecha un precipicio por el cual se despeñaba un chorro de agua que desaparecía por largo trecho entre las árgomas, brezos y helecho para aparecer mas lejos y ocultarse después.

A nuestra izquierda, casi una vega sembrada de rústicas cabañas y verdes prados donde los pastores de las cercanías llevan sus ganados á veranear. Aquellas cabañas tienen cierto silvestre atractivo: todas están rodeadas de altivos fresnos, árbol á que tienen predilección los pastores por su fresca sombra, y de otros árboles altos y hermosos á quien ellos dan el nombre de jueyes blanques (hojas blancas), sin duda porque el reverso de las hojas es blanco de modo, que cuando la brisa las mueve aparece el árbol como cubierto de nieve.

Las cabañas estaban desiertas, pues sus dueños sin duda estaban con sus ganados. Un silencio magestuoso nos rodeaba, que solo interrumpia el chillido de una aguila que se cernía sobre algún cordero y el eco lejano de una hacha que algun pastor descargaba sobre el derruido tronco de un árbol, acompañándose con uno de esos antiguos cánticos que aun conservan los asturianos y cuya melancolía y monótona dulzura enternece el corazón.

No lejos del sitio donde estábamos pacía un rebaño al cuidado de una vieja que hilaba lana (...).

Entramos en su cabaña donde hicimos nuestra campestre comida, la vieja nos ofreció leche ordeñada por la mañana y nos entretuvo con su sencilla conversación.

(...) Al rededor de la cabaña de la vieja habia trozos de antiguos paredones, y á mi que me entusiasman las ruinas, se me figuró ver en ellos restos tal vez de un antiguo castillo feudal: pregunté á la viejecita y me dijo haber oido decir a un anciano que eran ruinas de una cabaña que tenía allí una señora de las cercanias".

No sé si la excursión habrá tenido como objetivo El Texu, la vega de altura antaño más importante del concejo, hoy abandonadísima y que se halla a unos 450 metros de altura al sureste de Santianes del Agua, a cuya parroquia pertenece (está en un pinar espeso, cerca de la parte baja de la peña y por encima de un lugar llamado Jelguerosu; con prado y una o dos cabañas en ruinas, en El Texu aún permanecen grabadas letras que serán iniciales de antiguos propietarios; aunque el pueblo de Santianes no se encuentra lejos, el pinar la tapa a la vista y además de buenas a primeras no es fácil dar con ella), pero parece claro que cuando Enriqueta se refiere a las "mil tortuosas vueltas" del Sella y al "pobre riachuelo que atraviesa la llanura perdiéndose en el Sella", está describiendo este famoso río al paso por las cercanías de esta localidad.

Bibliografía:
Fernández Lorences, Taresa (ed.): Enriqueta González Rubín, obra completa: Uviéu [Oviedo], 2009.
[González Rubín, Enriqueta]: "Una escursion á la Montaña", El Faro Asturiano, Oviedo, 1º de junio de 1866, año XI, número 2.362.
González Rubín, Enriqueta: Collaboraciones periodístiques. Facsímil de dos artículos de 1890. Academia de la Llingua Asturiana, Llibrería Facsímilar, número 16, Uviéu, 1992.
González Solís, Protasio: Memorias asturianas. Oviedo, 1890.
Palacio, Gonzalo de: "Mi abuela, "La Gallina Vieja", Diario Las Américas, 3 de junio de 1990, página 4-B. Ese era uno de sus seudónimos.
Pérez Valle, Juan José: "Una riosellana olvidada: Enriqueta González Rubín", páginas 63 a 67 del número 22 de La Plaza Nueva, Asociación Cultural Amigos de Ribadesella, noviembre de 2006.
Sordo Sotres, Ramón: "Escritores de la cuenca del Sella", La Nueva Quintana (La Nueva España), página 5, 18 de enero de 2005.
Valdés Rodríguez, Guadalupe y Villaverde Amieva, Mª Jesús (coords.), Enriqueta González Rubín: el sinciu d´una escritora del XIX. Uviéu, 2009.

Ramón